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miércoles, 4 de junio de 2014

Cuento colimba


  El 23 de Junio del 2025, para ser exacto, fue el día del sorteo para la colimba, estaba con todos mis amigos, ansiosos de que nos toque, solo un amigo no quería, porque siempre fue un miedoso.
  Estos tiempos habían cambiado, ahora los adolescentes no le tenían miedo a los mayores y no les respetaban, solo mi amigo no hacia rebeldías, por eso a este chico le decíamos miedoso. Eramos muy distintos a los chicos de las otras generaciones, nosotros mandábamos y no teníamos obligaciones ¿Porque habría que obedecer a alguien si no es mas fuerte que yo?
  Durante el sorteo estábamos todos juntos en mi casa, empezaron a nombrar los números hasta que finalmente me toco a mi y a 2 amigos mas, estábamos muy felices, menos el que nombre antes, "el cagon", ya que a el también le toco.
  Luego de los 3 días que nos dieron para despedirnos de nuestros conocidos, llego el día de la iniciación. El transporte para nosotros estaba en un colegio cerca de mi casa. Estábamos los 3 muy ansiosos y con ganas de hacer quilombo. El viaje fue maso menos tranquilo, solo hubo un disturbio cuando mi amigo le robo la gorra a nuestro general, pero se soluciono muy rápido ya que mi amigo era el hijo del jefe de las nuevas tropas Argentinas. Era muy gracioso como hablaban los milicos y como decían que respetemos, estaban locos.
   Esa noche, nosotros 3 dormimos en un cuarto muy amplio con televisor y juegos portátiles, era un paraíso, mientras que los demás dormían en un cuarto gris sin nada que contemplar ni envidiar.
 A la mañana siguiente fue el día de las pruebas físicas, pero ninguno obedeció al levantarse y nos castigaron, nada me dio tanto odio, ya estábamos organizando una revolución para acabar con esos imbéciles de los milicos Mi amigo, el hijo del jefe, no recuerdo bien su nombre, no podía creer que lo traten así, parecía que no supiesen quien era. Así que el nos dio técnicas de combate para realizar esta noche.
 Era tarde, luego de la cena hubo una caminata por el bosque cerca de nuestra zona, ahí todos los chicos agarramos piedras y vencimos a los gorras. Me sentí muy orgulloso de haber comandado esta increíble revolución y finalmente, poder vencer y terminar con esta farsa de la colimba.
  Desde ese día, la colimba se deshizo nuevamente.

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